El proceso de formación finaliza con su evaluación. Si ha tenido éxito, se habrán modificado las actitudes, las capacidades y los conocimientos de las personas.
Antes de iniciar el programa de formación se establecen las normas de evaluación. Los participantes realizan un examen para determinar sus conocimientos y tras finalizar el programa realizan otro examen, y por comparación se determina el éxito del programa en lo que a conocimientos se refiere.
No es lo mismo tener unos conocimientos que aplicarlos a la práctica. Por consiguiente, la verdadera evaluación es la que se realiza cuando el trabajador se reintegra a su puesto, o cuando se incorpora al nuevo puesto.
Es probable que, en el período inmediatamente posterior al programa, los empleados realicen su trabajo conforme al proceso de formación y que lo vayan olvidando en el futuro, por lo que conviene realizar un seguimiento posterior, que puede durar semanas, meses o años.
Una de las razones por las que los programas no tienen éxito es que los destinatarios tienen poca autoeficacia en el aprendizaje.
Antes de iniciar el programa de formación se establecen las normas de evaluación. Los participantes realizan un examen para determinar sus conocimientos y tras finalizar el programa realizan otro examen, y por comparación se determina el éxito del programa en lo que a conocimientos se refiere.
No es lo mismo tener unos conocimientos que aplicarlos a la práctica. Por consiguiente, la verdadera evaluación es la que se realiza cuando el trabajador se reintegra a su puesto, o cuando se incorpora al nuevo puesto.
Es probable que, en el período inmediatamente posterior al programa, los empleados realicen su trabajo conforme al proceso de formación y que lo vayan olvidando en el futuro, por lo que conviene realizar un seguimiento posterior, que puede durar semanas, meses o años.
Una de las razones por las que los programas no tienen éxito es que los destinatarios tienen poca autoeficacia en el aprendizaje.
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